Después de compartir una sesión con amigos emprendedores, me fui pensando en que ellos practican la esgrima. Pero no la de esos señores o señoras de blanco y con una espada dando saltitos, adelante y atrás, y con una “cuerdecita” atada.
Esta es la esgrima deportiva y su objetivo principal es la competición: ganar. Todo el entrenamiento esta enfocado a la victoria, sin más paliativos.
Pero hay otra esgrima cuyo principal objetivo es el conocimiento, es tocar al adversario y no ser “tocado” significa que estamos haciendo lo correcto, aquí no hay perdedor o ganador, se trata de “tocar” mucho y recibir poco y eso es lo importante porque no solo significa que lo estas haciendo bien, sino que has aprendido algo.
En los tratados clásicos de esgrima se decía que la verdadera destreza no se centra en las técnicas concretas, sino en intentar entenderla como un de conocimiento completo, el conjunto de técnicas como ciencia de las armas.
Ayer me di cuenta que todos los que estaban compartiendo conmigo la sesión estaban aprendiendo y reaprendiendo la ciencia del emprendimiento. Que querían hacer las cosas bien, aprender no solo técnicas, sino adquirir un conocimiento completo de lo que es la vida, de alguien que no solo quiere ganar, sino crecer y compartir, volver sentir la ilusión por descubrirse a si mismos como cuando éramos niños y soñábamos con hacer algo, importante para nosotros y para los demás.
El emprendedor muchas veces se siente solo, al menso al principio, pero sabe o empieza a saber cual es su camino en la vida, personal y profesional. Y practica un arte marcial japonés que nació entre los siglos y XVI y como todo en Japón: el IAI-DO
I = Ser existir, permanecer, vivir con..
AI = Unión, unidad, acuerdo, entendimiento
DO = La vía, el camino recorrer
Se practica de forma individual bajo la forma de katas, y cada una representa la forma de actuar antes los distintos tipos de ataques. En la época de los samuráis, estos necesitaban ser diestros y rápidos en desenvainar y cortar en un sólo movimiento anticipándose al contrario.
El emprendedor se inicia de forma individual, su forma de entender lo que quiere y su objetivo están condicionados por la destreza y la rapidez, la necesidad de esta ahí antes que otros, o en mejor situación. Pero es una necesidad vital, el necesita hacer cosas, estar en movimiento y crear, no es solo vencer a otros, es aportarse a si mismo.
Por eso el IADO, no es solo una arte de lucha es una concepción mental y que puede aplicar a su empresa:
a) En el dominio de los gestos se aprende a pasar de un estado de calma absoluta a una acción desmedida libre de toda emoción, deseo y temor
b) La adaptación a cualquier circunstancia con la respuesta mas adecuada al lugar, la distancia y el tiempo (Ritmo acción).
c) Las acciones son más eficaces cuando nacen de la intuición y se ajustan a la distancia y el momento oportuno
d) La presencia del Espíritu Shin, que es una actitud serena y autocontrol emocional.
Por tanto un emprendedor no es una solo un “tirador de sable”, es un discípulo de si mismo que aprender todos los días compartiendo con los demás desde su propio autoconocimiento.