El color por excelencia de un labial es el color rojo del carmín, que quizás sea el colorante más natural y ancestral porque se extrae de la cochinilla, que es un insecto que se seca y se tritura. Este tinte se utiliza no solo para la cosmética, pero los insectos son animales, y por eso tampoco se puede utilizar la cera de abeja, para hidratar y dar textura por ejemplo, porqué los veganos no comprarían, y entonces se utiliza por ejemplo la candelilla que se produce en zona semidesérticas de Méjico principalmente.
Desconozco, porque no es mi especialidad, cómo influirá en los ecosistemas el cambio de producción por sustitución de materias primas de origen vegetal o animal, pero lo que si se, es que la mayor parte de los productos naturales usados en la cosmética se producen o se extraen en las zonas rurales y menos desarrolladas de muchos países
Es decir, el uso de materias como la Mica que es un mineral, usado para dar brillo en cosmética, en zonas como la India, o Brasil, (también se extrae en Canadá y Estados Unidos, pero la más usada en cosmética por su calidad es la India), algunas firmas están dejando de usarla, puede suponer que muchas familias tengan problemas económicos y no sean aceleradores de riqueza.
Cuando una marca toma decisiones de cambio, tiene que tener una visión amplia de RSC no solo respecto de personas en las manufacturas, sino en cómo afecta a pequeños productores y agricultores, haciendo que no existe explotación, y que no se destruya el ecosistema de sus zonas. En general muchas empresas globales lo hacen, y eso es lo que he estado debatiendo y defendiendo en un workshop este fin de semana.
Por cierto, cualquier producto cosmético fabricado en Europa es directamente cruelty-free, desde el 2009 que no se podían hacer pruebas y desde el 2013 se amplió la prohibición de la venta después de esa fecha en cualquier parte del mundo. Por lo que lo con independencia del certificado «Leaping Bunny, que lo acredita, ya sabes que si la etiqueta dice que está fabricado en Europa, es cruelty-free, es solo una curiosidad